Llegué al baño y me saqué rápidamente mi bikini y la deje en el piso.
Abri la canilla de la bañadera y deje correr el agua. El baño se llenó de vapor ya que me gustaba bañarme con agua bien caliente. Agarré sales de lilas y una espuma de lavandas y las eché en la bañadera, haciéndo que el habiente se llenara de esos hermosos aromas.
Me metí despacio a la bañadera.
Cuando ya estaba toda adentro de la bañadera, suspiré y me rendi ante el dolor que me había causado la imagen que anteriormente había visto en la piscina, pero sin querer hacer estupideces.
Agarré mi shampoo y al sentir el aroma a fresias volvi a ser yo misma y a pensar con claridad.